Archive for octubre 2009

“Artista fotógrafo”.


Publicado por Arturo Guevara Escobar

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19 de octubre de 1917, en las páginas de “El Universal Ilustrado”, aparecían los retratos de Martín Ortiz, José Arriaga, Heliodoro J. Gutiérrez, Emilio Lange y Adolfo de Porta (Napoleón), identificándolos como los colaboradores fotográficos; “quienes con sus excelentes trabajos artísticos, que han dado extraordinario brillo de México al arte fotográfico, realzan la belleza de estas páginas.” (Habrá que reconocer que todos ellos eran afamados fotógrafos retratistas)


Seguramente junto al hecho de haber sido Heliodoro J. Gutiérrez el Presidente de la Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa en 1913-1914, y de de haberse registrado en la Propiedad Artística y Literaria, bajo la firma H. J. Gutiérrez abundantes postales con imágenes del acontecer revolucionario, dieron como resultado la errónea idea de que Heliodoro Juan Gutiérrez Escobar fue fotorreportero.

Aunado al poco interés por la fotografía histórica durante prácticamente todo el siglo XX en México, y a los diversos intereses por crear y fomentar el mito de los Casasola, originó que fotógrafos como Heliodoro J. Gutiérrez, se fueran desdibujando hasta desparecer, a pesar que la información que hacía evidente otra realidad, permanecía ahí para ser redescubierta.

La Doctora en Historia del Arte Claudia Negrete Álvarez en 1999 en su artículo “El edificio Gore y la fotografía Marst” aparecido en el número 7 de la revista Alquimia, empieza a mencionar el nombre de H. J. Gutiérrez en un contexto diferente.

Es realmente Heliodoro J. Gutiérrez, un personaje que se merece un mejor trato por la historia, y no solamente las tres líneas que por años se le dedicaron, hombre emprendedor, exitoso por muchos años en los negocios, visionario, pero sobre todo como en la Recopilación de Leyes, Decretos y Providencias de los Poderes Legislativo y Ejecutivo de la Unión, formado por la redacción del Diario Oficial, tomo LXXXIV editado en 1909, hace referencia de él:

“Artista fotógrafo”


Al recorrer los diferentes volúmenes de las recopilaciones entre 1900 y 1909, llama la atención la forma en que los diferentes interesados se presentan, o las mismas autoridades los reconocen. Señor es el término usado para M. Hunt Cortés, Octaviano de la Mora, o Schlattman Hermanos; fotógrafo para C. B. Waite; a J. M. Lupercio se le refiere: de profesión fotógrafo; y solo a Franke L. Clarke se le da el título de “Artista fotógrafo” a la par de H. J. Gutiérrez.

Esto solo es tomando en cuenta los registros de Propiedad Artística, resultando sorprendente el bajo interés por los creadores de imágenes fotográficas por registrar su trabajo, y a lo que habría que restar los nombres de aquellos solicitando derechos pero sin ser los creadores, y de los que solo eran productores de tarjetas postales, o marcas comerciales; a continuación damos la relación de todos los nombres localizados.

1900
M. Hunt Cortés, José A. Faymoville y H. R. Fitch, Schlattman Hermanos.
1901
C. B. Waite, Octaviano de la Mora, A. Briquet, Josefina Carrillo de Albornoz, H. F. Schlattman, Emilio Lange, Felipe Torres, José Martínez Castaño.
1902
Schlattman Hermanos, H. F. Schlattman y R. J. Wilcox, Isabel I. Ferry, Eduardo Garduño.
1903
Sin datos
1904
Percy S. Cox, Santa Cruz y Olivier, Emilio Lange, F. León y Calderón, C. B. Waite, F. L. Clarke, Octaviano de la Mora.
1905
C. B. Waite, Octavio Paz, Percy S. Cox, F. E. Plummer, José M. Lupercio, Meurad Rasch, Efisio Caboni, Salvador E. Gutiérrez.
1906
Santa Cruz y Olivier, F. L. Clarke, Salvador E. Gutiérrez, José Zamora, Eduardo J. Wilson, Antonio Hoffman, Florencio M. Maya, Félix Miret, C. B. Waite, Samuel Tinoco, James Denson Cook, Sonora News Co.
1907
Diego F. Peña, juan B. Moreau, A. C. French, Manuel Hernández, Diego F. Peña, Sonora News Co., Juan D. Vasallo, G. W. morrow, C. B. Waite, Percy S. Cox, H. J. Gutiérrez, Octaviano de la Mora.
1908
C. B. Waite, F. L. Clarke, Sonora News Co., G. W. morrow, Sabino Osuna, Félix Miret, Francisco Lavillette, Alberto Holm, H. J. Gutiérrez.
1909
Santiago Díez, C. B. Waite, Alfredo Briquet, Félix Miret, Juan D. Vasallo, Sabino Osuna.

Como bien hizo notar Francisco Montellano en su libro sobre C. B. Waite, el fotógrafo tenía una obsesión por registra su producción en comparación con otros fotógrafos o una clara conciencia de sus méritos autorales; de los 9 años estudiados solo él registra imágenes durante 7 años, y por ejemplo en 1901 el primero de ellos registra 108, y en 1909 son 275…

Las imágenes de C. B. Waite tenían como meta el mercado de las tarjetas postales, aunque él no las registra específicamente para ese fin. Los fotógrafos de Estudio, o retratistas registran fotografías básicamente de personajes públicos y con el fin de ser imágenes oficiales; siendo los motivos: El presidente Don Porfirio Díaz y su esposa, Jaime Nuno, Federico Gamboa, Lascurain, Ramón Corral, D. Miguel Ahumada, Ignacio Mariscal, Manuel González Cosio, etc.

De la lectura de los documento encontramos interesantes revelaciones, durante el año de 1908, H. J. Gutiérrez presenta el registro de imágenes ante la Secretaría de Instrucción Pública en dos ocasiones, febrero 13 y marzo 3, en total por 8 fotografías, de las cuales solo la mitad sobreviven en el Archivo General de la nación en el fondo Propiedad Artística y Literaria… (registro: 88. Gutiérrez, H. J., Personajes, 4 imágenes de Ignacio Mariscal)

Una año antes 1907, H. J. Gutiérrez hace registros de Propiedad Artística por primera vez, en octubre 7, por diversos lugares del Castillo de Chapultepec, en el Garden Party, organizado en honor del Sr. Elihu Root, del día 2 del mismo mes.


En octubre 11, registra dos más fotografías que representan el grupo de invitados al banquete ofrecido por el Sr. Lic. Ignacio Mariscal al H. Elihu Root (secretario de estado de los Estados Unidos), en el Restaurante de Chapultepec. (Las 6 fotografías se conservan en el AGN en los registros 87. Gutiérrez, H. J.: Fiestas Mexicanas, y 88.1: Personajes varios.)

Que más hubieran querido de H. J. Gutiérrez, sino un actuar parecido al de C. B. Waite, y así contar por lo menos de una amplia relación de sus creaciones.

Heliodoro J. Gutiérrez se había avecindado en la ciudad de México para ejercer profesionalmente en 1905, y en dos años obtenía comisiones en las altas esferas de la política y sociedad mexicana, y del título de “Artista fotógrafo”.

De las imágenes resguardadas en el AGN, fondo Propiedad Artística no poseemos copias, sin embargo la fotografía que mostramos, 8x10, es de las pocas negativas sobreviviente del incendio que acabo con parte del archivo fotográfico de H. J. Gutiérrez, por lo cual es evidente el deterioro de la misma. Y podría pertenecer por la temática al grupo de octubre 7 de 1907.

Esta investigación fue posible gracias a la colaboración de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Colección Digital.


Se busca... H. J. Gutiérrez


Publicado por Arturo Guevara Escobar

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.A lo largo del último año, hemos ido recreando las trayectorias de los fotógrafos Heliodoro Juan Gutiérrez Escobar y Aurelio Escobar Castellanos, a veces parecería que la figura de uno se acrecienta en detrimento de la otra, aunque en conjunto ha sido una auténtica reescritura de parte de la historia de la fotografía en México.


Debilitar a uno para fortalecer al otro, ni es la intención, ni la realidad, ambos fotógrafos mantendrán por más de 25 años una relación profesional tan estrecha, que terminaran siendo “el alter ego” uno del otro, los dos firman con las mismas maracas comerciales.

Claro esto crea confusión…

Muchas veces se enmascaran tras las firmas comerciales a su disposición:

Casa Amplificadora de Retratos


La Postal Photo Finishing
The Chicago Photo Studio


H. J. Gutiérrez Foto
Marst
Paris

La firma comercial no es una garantía del 100%. A veces nos podemos ayudar, con los datos sobre las ausencias en México de uno u otro de los fotógrafos, también es importante saber que Heliodoro J. Gutiérrez no hace trabajo de campo durante la Revolución Mexicana. Pero estas no son suficientes pistas para poder discernir con claridad.

Aun más, existe material que no fue firmado comercialmente, ni de manera particular por ninguno de los dos, sus razones tendrían…

Como si fuera poco, no existe lo que podríamos llamar el archivo personal, aspecto que en el caso de otros fotógrafos como: Casasola o Brehme, son herramientas invaluables para su conocimiento, donde básicamente necesitamos zambullirnos en los acerbos existentes para analizarlos.

Con H. J. Gutiérrez, como firma comercial hubo el interés de recolectar su material, testimonió revolucionario, subsistió una pequeña parte en los registros de derechos de autor. Pero la riqueza visual resultado de decenios de incansable trabajo se encuentra perdída.

Del trabajo de “Estudio” de estos dos hombres no existe ningún archivo, en ninguna institución. Sin embargo es posible en los mercados de antigüedades, encontrar fotografías con las firmas de las casas comerciales a las que les dieron vida.


Francisco Montellano me comentó sobre sus libro: C.B. Waite Fotógrafo, “al paso del tiempo le veo cada vez más errores aunque tomando en cuenta que revisé más de 3500 fotografías… Tres mil quinientas, en más de diez años de investigación no he localizado ni siquiera 500 con la firma H. J. Gutiérrez, seguramente por ahí han de estar, como recuerdos familiares y en colecciones particulares.

Contar con abundante material, nos permite crear los parámetros de un estilo, su evolución, soportes, formatos, etc., y en el caso de las imágenes creadas dentro del espacio de un estudio, el mobiliario, los telones, alfombras, y demás artilugios de escenografía.

Heliodoro tenía en su estudio un pesado sillón labrado y en piel, patas torneadas, los descansa brazos rematados en volutas, y sobre el amplio respaldo las cabezas de unos faunos, mirando a la derecha y a la izquierda. En ella retrató a su cuñado Francisco Vélez a fines de 1912 o principios de 1913, con la marca “H. J. Gutiérrez 2ª Nuevo México 30”, fotografía que previamente hemos publicado.


En ese mismo sillón encontramos sentado a José María Pino Suarez, pero con la marca” Es Prop. Marst” (con el link se puede visualizar una toma diferente).
A continuación mostramos un par de imágenes de personajes desconocidos, en el mismo sillón... A diferencia de otros casos aquí vemos la fotografía en su ambiente original, montadas y con la marca del "estudio" que la publicó, H. J. Gutiérrez Av. Madero 34. Tendríamos buenas razones para pensar en Heliodoro J. Gutiérrez cuando veamos el mismo sillón en una fotografía anónima…




Y nada menos a quien encontramos es a Francisco I. Madero en su investidura Presidencial.


Heliodoro J. Gutiérrez no visitó los campos de batalla, los personajes que estaban dando forma a la nación mexicana tocaban a su puerta. En este sentido tenía una posición privilegiada, solo con la aparición de fotografías podemos conformar una lista: en 1910 fue el turno del Presidente Porfirio Díaz, y retrato a Francisco I. Madero en 1911, tuvo su lugar Gustavo A. Madero, José María Pino Suarez, Francisco León de la Barra, Miguel Díaz Lombardo, Felipe Ángeles, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, a la famosa Carmen Mondragón años después conocida como Nahui Ollin, la retrato en su matrimonio con Manuel Rodríguez Lozano en el 1913...

Pero cuantos más circularon por sus estudios, será el tiempo quien nos lo dirá.

De momento mencionamos personajes directamente vinculados a la vida político militar de los conflictivos años de la revolución. En el libro Retratos de mexicanos 1839-1989 de Adolfo Castañón y Pablo Ortiz Monasterio, encontramos una fotografía de Leonor Herrera de Prieto; en El río de mis sangre: Memorias, de Genaro Fernández Mc Gregor, vemos al mismo autor a sus 27 años, Ana Mac Gregor con Genaro y Víctor en una foto de la firma Marst; en 1908 Heliodoro fotografió a Justo Sierra, Ignacio Mariscal y Vicente Morales. Ponemos otra fotografía del estudio Marst, Nuevo México nº6, con elegante grupo de caballeros a los cuales no conocemos.


Aurelio de los Reyes, en su libro: No queda huella ni memoría?, escribe (Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Estéticas, Colegio de México – 2002):

“Quienes visitaron la ciudad de México se retrataron con los mejores fotógrafos: H. J. Gutiérrez, Emilio Lange, los hermanos Valleto, Cruces y Campa o Cruces y Compañía, Clarke, Schlattman.”

Y sin embargo Olivier Debroise, en “Fuga mexicana un recorrido por la fotografía en México”, ni lo menciona…

Las firmas comerciales creadas por Heliodoro J. Gutiérrez, no son una sucesión de establecimientos, a finales de la década de los 10, y principios de los 20, por lo menos cuatro de sus establecimientos convivían, uno en el que fuera el edificio más alto de la ciudad, el edificio Marst, Nuevo México nº 6; un segundo en el que fuera el estudio de los hermanos Valleto, Av. Francisco I. Madero 34; más uno en Nuevo México nº 30 donde pagaba un a renta de 95 pesos en oro fuerte, como se lo estipulaba su contrato, y otro al parecer en la calle de 5 de Mayo nº 19.


Heliodoro Juan Gutiérrez es ante todo un fotógrafo de estudio, con esto no queremos decir un hombre recluido en un salón con su cámara; es un estudioso de la imagen, del movimiento y la luz, un creador de ambientes, un escenógrafo. De igual manera adaptable a la luz eléctrica, los espejos, o los rayos del Sol, de su alumno podemos decir lo mismo.

Para ustedes apreciables lectores, los que por primera vez llegan a este Blog y a los visitantes recurrentes, los invito a compartir la riqueza visual creada por H. J. Gutiérrez, y Aurelio Escobar Castellanos, sí conocen fotografías con sus marcas comerciales o firmas personales, permítanos conocerlas.

Shrapnel...


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En esta ocasión iremos directamente a una imagen, dejemos que hable por si sola…

Fotografía 5x7 numerada como 27 y con la leyenda: CASA DESTRUIDA POR LA METRALLA., HJGUTIERREZ. FOTO. MEX., De la autoría de Aurelio Escobar Castellanos.

Se muestra los destrozos al interior de una vivienda, por medio de otras imágenes podemos suponer que se trata de la construcción en el predio número 99 del Paseo de la Reforma en la ciudad de México, tomada en los últimos días de la Decena Trágica, febrero 1913, el edificio ya no existe.

Al fondo se ve un resquicio de luz por debajo de una puerta, se trata de un portón de dos hojas, y por la configuración arquitectónica, podemos suponer que es la entrada principal hacia la calle. Seguramente al momento de producirse el ataque causante de los daños se encontraba ya abandonada, lo podemos inferir puesto que no hay el menor intento por alterar la escena, inclusive el fotógrafo tiene el cuidado de no pisar el polvo ni los escombros.

Es el patio central, el cual se circundaba por las habitaciones del edificio de dos plantas y un ático, existe un corredor perimetral cubierto en el piso superior, aunque no lo vemos en la imagen, la nítida huella del polvo marcando el claro de luz lo delata. De la misma forma las láminas retorcidas y perforadas sobre el suelo, son el despojo del techo. Generalmente sobre un piso nivelado, el último de la construcción que sería el del ático, se construía la estructura para la techumbre exterior, de madera recubierta de tejas o láminas metálicas como en este caso, por eso sabemos de la existencia del ático, claro al observar las entonces viviendas del paseo de la Reforma vemos que muchas contaban con ático.

Fotografía 5x7 distribuida por H. J. Gutiérrez, el efecto de las granadas Shrapnel en un tejado.

Lo que en realidad nos interesa es la escena de los destrozos, las huellas de un crimen…

A la Decena Trágica se le ha llamado también la Guerra Falsa, nada falsa por sus resultados físicos, pero la farsa y contubernio entre los sublevados, Felicistas, y parte de las fuerzas Federales ha dado pie a ese apelativo.

Aunque el estudio de los daños físicos causados a la ciudad de México no se ha hecho, al parecer son menores de lo que se podría suponer, el mismo poeta José Juan Tablada, que escribió un diario sobre la Decena Trágica, presenciándola desde su casa en Coyoacan, lo hace notar cuando él finalmente ingresa a la ciudad de México.

¿Esto tiene que ver con la guerra Falsa?

Tanto las intrigas del Embajador de los Estados Unidos para derrocar al gobierno de Francisco I. Madero, en parte secundado por el representante de Alemania, como la táctica usada por los Felicistas bajo el influjo de ellos, se basaba en el engaño, la manipulación del temor, y crear un estado de abatimiento general, para aceptar cualquier solución. Pero no hubo una intención de destruir la ciudad, y se buscaron los medios para reducir los daños físicos y alimentar el terror. En que podemos sustentar esta apreciación.

Básicamente la Decena Trágica desde el punto de vista táctico la podemos resumir en un duelo de artillería. Cuanta munición se uso es un misterio, hay desde quien menciona 100 disparos al día hasta los mil cañonazos.

Con un abultado número de disparos era de esperarse la ruina de la ciudad, gran temor de José Juan Tablada, pero qué paso.

Nº6 H J GUTIERREZ, fotografía del general Felipe Ángeles.


Tenemos el testimonio del General Felipe Ángeles, el mejor artillero de las tropas leales al régimen: con la constante queja de no contar con la munición adecuada…

En la tarde del 9 de febrero de 1913, personalmente Francisco I. Madero se dirige a la cercana ciudad de Cuernavaca, donde se encontraba acantonado el general Ángeles para traerlo a la ciudad de México y reforzar su situación.

El general Ángeles era un militar de carrera con estudios en Europa, sabía lo que decía, no era posible tomar la Ciudadela con esas municiones. Las fuerzas de Cuernavaca viene equipadas con varias baterías de artillería de cañones St. Chamond -Mondragón de 75mm.

Este cañón, prodigio de una mente mexicana, era ni más ni menos la creación del general Manuel Mondragón uno de los conjurados, y líder de los felicistas atrincherados en la Ciudadela. Se basaba su diseño en el cañón francés St. Chamond, al que se le realizaron mejoras al grado de convertirlo en el mejor cañón de la época, superior en prestaciones a los usados durante la Primera Guerra Mundial. Era un arma tan eficaz, que los norteamericanos se llevaron algunos ejemplares a su país para analizarlos, durante la Guerra Civil Española, 1936-39, el gobierno mexicano envió 16 cañones a la República aunque fueron capturados antes de llegar a su destinatario; y en la Guerra Árabe Israelí de 1949, los israelitas compraron algunas docenas de estos cañones llamándolos cucarachas.

Pero de qué sirve tan ejemplar arma sin municiones…

¿A que se refiere el general Ángeles?

El cañón Mondragón en 1913, podía recibir básicamente cuatro tipos de munición, explosivas, fragmentación, demolición, e incendiarias.

Al llegar el general Ángeles a la ciudad de México su artillería solo llevaba municiones de fragmentación, conocidas como: Shrapnel.

Se trata de una munición antipersonal, básicamente un cilindro relleno de explosivos y balines, con una espoleta de percusión. Al chocar el proyectil la espoleta detona los explosivos y hace volar por todas partes la metralla, es una munición diseñada para ataca a la infantería y causar el mayor daño posible a las personas (Peso del proyectil: 6,5 kg. Número de balas de plomo endurecido: 278. Carga de proyección: 80 gramos de pólvora "B") Y prácticamente inútil contra un edificio, era como lazar pedradas, a mucha velocidad claro está.

El general Ángeles sabía que con municiones de demolición e incendiarias, la Ciudadela no hubiera aguantado ni un día, pero nunca la tuvo a su disposición, pues este tipo de material se encontraba resguardado en la Ciudadela, granadas explosivas de alto poder, granadas torpedo, granadas Martín-Halle. Y nadie se intereso de traerlas de algún otro lugar.

Regresando a la fotografía, encontramos en el piso 5 espoletas Shrapnel, los restos claros de dos cilindros, más abundantes fragmentos; y otra espoleta de una munición explosiva, y como si no fuera suficiente abundantes balines, al interior de la vivienda, se debieron esparcir por lo menos 1390 de estos.

La primera pregunta es cómo se hace para meter todo ello en el patio. La lámina más prominente entre los despojos tiene los rastros de 5 impactos, dos en su parte central y otros tres en una de sus juntas.

Estando el techo en su estado original era posible que hubiera aguantado un primer impacto siendo solo perforada la lámina, las dos entradas de la parte central son limpias, pero ante el repetido golpeteo y probablemente simultaneo se vino abajo, sin contar un impacto explosivo.

El cañón Mondragón tenía una cadencia de fuego de 21 disparos por minuto, seis más que su contraparte francesa, esto quería decir que podían disparar una vez cada 3 segundos; permanecía casi inmóvil durante el tiro, enterrando la azada posterior del mástil en el primero o segundo disparo, contribuyendo a su estabilidad el hecho de no existir choques ni rozamientos durante el retroceso y vuelta en batería, debido a que el freno es hidráulico y el recuperador de resortes. De esta forma una misma pieza podía hacer repetidos tiros casi en el mismo lugar, como vemos con diferencia de centímetros.

Tarjeta postal anónima, publicada por Enrique Krauze en Madero Vivo.


Aunque el cañón Mondragón tiene muchas virtudes, es un cañón de campaña, con un ángulo de tiro al cenit de 17º 30”. Esto quiere decir que no puede hacer tiros parabólicos, lo ideal para eficientar la acción destructora durante un “sitio”. Para esto se usan morteros u obuses, cañones de gran calibre y cañón corto que casi disparan verticalmente, con poca distancia de alcance. Entre mayor sea la distancia del objetivo más eficiente y mortífero es la acción del Mondragón hasta llegar a su alcance máximo de 4000 metros, a menor distancia menor velocidad de la munición y menor poder de impacto.

A lo largo de la calle de Balderas, prácticamente desde sus dos extremos, se dio un duelo de artillería, los felicistas perdieron un cañón y los federales dos a causa de impactos directos, sin embargo los daños son relativamente pequeños en la calle; no encontramos ni un solo cráter…

En la esquina de Balderas y Victoria encontramos el edificio más dañado, algunos refieren que se usaron explosivos y otros que fue el impacto de municiones incendiarias.

En el edificio del Heraldo, que fungía como paramento al final de la calle de Balderas, y que bajo su sombra el general Maas colocó una pieza de artillería, contamos por lo menos 24 perforaciones de granadas de gran calibre, probablemente de un Mondragón; sin embargo con dos o tres granadas torpedo, hubieran quedado un montón de cascajo en vez del edificio.

Es claro, las tropas leales a Francisco I. Madero solo contaban con munición Shrapnel para sus cañones Mondragón, aunque sus cañones de menos calibre tenían algunas granadas explosivas, como las que destruyeron la torre de la sexta comisaría. Su contraparte, los felicistas, solo usan granadas explosivas de manera muy reducida a pesar de contar con un arsenal para haber convertido a la ciudad de México en escombros.

No fue una decisión humanitaria, bien por el contrario… ¿pero quién la tomó?

Luego de la muerte del general Bernardo Reyes a las puertas de Palacio Nacional, la mañana del 9 de febrero, tanto el general Félix Díaz como Manuel Mondragón, toman decisiones tácticas erróneas.

La guarnición con el control de Palacio era muy reducida, y era fácil mantenerla acorralada dentro del edificio, con la superioridad numérica de los felicistas, era factible esto y al mismo tiempo iniciar el ataque al castillo de Chapultepec, como se había previsto inicialmente.

Fotografía atribuida a Agustín V. Casasola. Aquí podemos ver el daño causado al interior de una vivienda, por una granada explosiva, a diferencia del experimentado por las granadas Shrapnel.

Los felicistas contaban con adeptos infiltrados en todos los cuerpos armados de la ciudad de México, y con probabilidad se enteraron de la salida del presidente Francisco I. Madero junto con su escolta de cadetes, se menciona que las tropas de Mondragón anduvieron erráticas por las calles de la ciudad, cosa falsa, pero sí hicieron una pequeña desviación, de una cuadra para evitar toparse con la columna de Madero; el enfrentamiento directo de ambos grupos con seguridad hubiera decidido el destino la misma mañana del 9 de febrero de 1913.

Para los felicistas era esencial terminar el asunto lo más rápido posible, idea básica de un golpe de estado…

¿A quién le interesaba extender el conflicto lo más posible?

Al momento de encontrarse el general Victoriano Huerta con Madero, mediaba entre él y cualquiera de los grupos beligerantes una cuadra, Huerta estaba esperando…

¿Por qué Mondragón no inicia el bombardeo de Palacio Nacional, inmediatamente después de tomar la Ciudadela? Pierde una segunda oportunidad, con un bombardeo de un par de horas con granadas explosivas y un ataque de infantería, y punto final…

La historia es como un juego de ajedrez, donde la previsión de los acontecimientos por medio de la especulación nos da la respuesta al hubiera… Pero la realidad es otra, y el movimiento Felicista cae en su propia trampa, dando fuego a las hogueras que otros querían incendiar.

La poca destrucción de la ciudad de México es solo aparente, las granadas Shrapnel con mucha dificultad podían derribar un muro, pero la mayoría de las techumbres no aguantaban la andanada de una batería, inclusive aquellas construidas con viguería de madera y entortados de argamasa y ladrillo. Por lo tanto son pocos los muros que encontramos derruidos, la ausencia de fotografías aéreas y el reducido recuento de los daños al interior de las viviendas nos engañan.

Tarjeta postal, sin firmar, ni rotular, pero perteneciente a la producción de la H. J. Gutiérrez, en el piso vemos los restos de dos granadas Shrapnel.

Hay testimonios de la frecuencia con que las granadas Shrapnel entraban directamente a las habitaciones por las ventanas, y un simple vidrio roto por el exterior podía significar la muerte y destrucción al interior.



Fotografía superior atribuida a Hugo Brehme, esquina de Balderas y Arcos de Belem, 9 de febrero, la batería lista para hacer fuego sobre la cárcel de Belem, en el piso se despliegan 9 granadas explosivas. Fotografía inferior atribuida a Antonio Garduño, un acercamiento de la misma esquina de Balderas y Belem, donde son muy visibles los daños causados por las granadas explosivas. De haberse usado más intensivamente las municiones explosivas este sería el aspecto de toda la ciudad.

En mi infancia llegue a visitar la casa del fotógrafo Enrique Escobar Castellanos en la calle de Meave, lo cual me causaba angustia y temor por el grado de deterioro de la vivienda, una vecindad de dos plantas de finales del siglo XIX o principios del XX; por mucho tiempo pensé que era el resultado de las rentas congeladas y la negligencia en el mantenimiento. Sin embargo después de muchos años de visitar la colonia Guerrero, una de las más pujantes aéreas de la clase media durante el porfiriato, he visto incansables veces el mismo tipo de cicatrices urbanas; mi conclusión: muchas de las techumbres dañadas durante la Decena Trágica nunca se repararon…

Se ha pensado que la gran mortandad de civiles durante la Decana Trágica, fue consecuencia de los curiosos, y de la sorpresa con que sorprendió a muchos en la mañana del 9 de febrero; pero no tenemos la menor idea de cuantos murieron pensando que eran seguros los muros de sus viviendas.

La aparente alegría con que la población de la ciudad de México recibió al supuesto régimen felicista, se apuntaló con granadas Shrapnel, y se pagó con torrentes de sangre.

Presentemos el arma...

St. Chamond-Mondragón.
Fotografía atribuida a Hugo Brehme, Av. Juárez frente al teatro Nacional.

El tubo-cañón se distinguen la caña volar y el refuerzo, formados por 7 zunchos de acero especial, embutidos en caliente, por lo que el apriete viene a constituir una sola pieza; el primer tubo presenta dos rayas de paso progresivo.

Presión máxima: 2.300 kg. x cm.2, producto de la combustión de 600 gramos de pólvora, contenida en un proyectil de 6,5 kg. de peso.

La parte posterior del tubo se obtura por el cierre, o sea una masa cilindrica con 3 sectores lisos y 3 fileteados, que corresponden a campos iguales en la culata; el cierre da paso central al percutor. Para asegurar el tornillo de la culata durante el fuego, o en las marchas, va provisto de llave, postigo y palanca de maniobras.

La cureña la forman el trineo, la cuña y el cuerpo de cureña, que soporta los mecanismos de puntería, freno de ruedas, coraza, eje de ruedas y mástil.

Los mecanismos de puntería son dos: el de altura tiene una amplitud de 5° abajo del horizonte y 17° 30' hacia el cénit. El mecanismo en dirección se efectúa por deslizamiento de la cureña sobre el eje de ruedas, en 3° a la derecha y 3° a la izquierda del eje del cañón: además, posee una línea de mira de 800 mm. de longitud, colocada a la izquierda del tubo y que sirve para un apuntado previo, o para los momentos de apuro, a reserva de corregir la puntería en dirección y por horquilla en alcance.

El equipo de una pieza lo forman:
La pieza con sus aparatos de puntería; el mástil posee argollón de contera para engancharlo al avantrén.

El avantrén de la pieza contiene 36 granadas y sirve de asiento a los tres sirvientes de ésta; por la parte delantera se encuentra la lanza y dos balancines unidos al avantrén por medio de resortes para aliviar a la pareja de acémilas en los altos o frenadas; por la parte posterior lleva el perno pinzote para enganchar la pieza.

El carro de municiones contiene 64 granadas colocadas verticalmente, con la espoleta hacia abajo; lleva también el aparato arreglador de espoletas y el eje con argollón para su unión al avantrén. Este último es idéntico al de la pieza y también da asiento a los tres sirvientes del carro de municiones.

Forman parte de este equipo: una caja de herramientas y repuestos, pico y dos palas.
Los dos conjuntos, pieza y carro, están tirados cada uno por tres parejas de caballos o de mulas: la de tronco, la de punta de lanza y la de guías, provistas del atalaje que las guarniciona.

Peso total de la pieza en batería: 1.024 kg.
Peso del tubo-cañón: 337 kg.
Altura del cañón sobre el piso: 1,05 m.
Diámetro de las ruedas: 1,32 m.
Anchura de la vía: 1,52 m.
Peso del avantrén cargado: 746 kg.
Peso del carro de municiones, cargado: 1.000 kg.
Velocidad inicial: 500 m. por segundo.
Tabla de tiro en alcance de 100 a 4.000 m.


También se puede leer:

El horror. Cremación de cuerpos en la vía pública.
La Decena Trágica. Antecedentes. La "H. J,. Gutiérrez" previo a la decena.
La Decena Trágica. Los fotógrafos.
La Decena trágica. La cámara anónima.
La Decena Trágica. La competencia.
La Decena Trágica. Gutiérrez-Retes.
La Decena Trágica. Tarjetas conmemorativas I. Serie editada por la American Book & Printing Co.
Decena Trágica. Daguerre o Escobar.
Decena Trágica. H. J. Gutiérrez. Serie de 63 fotografías.
"H. J. Gutiérrez", la Decena Trágica. Análisis de la serie fotográfica de la "H. J. Gutiérrez".

LOS HECHOS:

Domingo 9
Santiago Tlaltelolco.
Lunes 10
Martes 11
Miércoles 12
Jueves 13
Viernes 14
Sábado 15
Domingo 16
Lunes 17
Martes 18
Miércoles 19
Jueves 20

La Tragedia de Tacubaya.


Publicado por Arturo Guevara Escobar

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Actualizado 29 de Marzo 2013.

 Se le conoció como Tragedia o Catástrofe de Tacubaya, y no nos referimos a los diversos planes y conjuras que se gestaron en este lugar, entonces agradable población en las cercanías de la ciudad de México.

La nota se leía:

En las lomas de Tacubaya hace explosión el 19 de agosto de 1913, una “góndola” de la compañía de transportes eléctricos de la capital, que acarreaba varias toneladas de pólvora a la fábrica de Santa Fe. El resultado es dramático: más de 17 casa destruidas. La Falta de precaución es la causa de la catástrofe…

Fotografía 5x7, Nº 1 - Catastrofe de Tacubaya. H. J. Gutierrez.

 Una pregunta que nos hemos hecho una y otra vez, es que utilidad le daba Heliodoro J. Gutiérrez a su plantilla de fotógrafos, sí el mismo se encargaba del trabajo de estudio junto con su protegido Aurelio Escobar C., sí Don Aurelio es el autor real de la mayor parte del material de nota revolucionaria registrado como H. J. Gutiérrez, entonces los demás fotógrafos a las ordenes de Heliodoro solo eran ayudantes…

 De la “Tragedia de Tacubaya”, la H. J. Gutiérrez editó una serie fotográfica, no se trata ni de los eventos sociales a los cuales concurría Heliodoro Juan Gutiérrez, ni de las peripecias de la revolución afición de Aurelio Escobar. Se trata de un hecho de actualidad, dramático, sí, pero que no es lo esperado de la H. J. Gutiérrez.

Fotografía 5x7, Nº 8 - Catastrofe de Tacubaya. H. J. Gutierrez.

De entrada la fecha del acontecimiento, es contraria a la posible participación de A. Escobar, pues él en los mismos días se hallaba en Ohio, Estados Unidos; tampoco es el tipo de actividad donde vemos a Heliodoro J. Gutiérrez involucrarse, flamante presidente de la Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa. En el Boletín del departamento del Trabajo, volumen 1, nº 1-8 de 1913 leemos:

Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa

En la Fotografía del señor H. J. Gutiérrez, situada en la calle de Nuevo México 30, el … de agosto, fue electo presidente el señor H. J. Gutiérrez. El señor Gutiérrez ocupaba con anterioridad el puesto de Tesorero y debido al empeño que ha tomado por la corporación desde que es miembro de ella, su elección fue unánime…

¿Entonces, quién tomo las fotografías?

Fotografía 5x7, Nº 10-Catastrofe de Tacubaya. H. J. Gutierrez.

¿Las fotografías realizadas por A. Escobar, durante la revolución Maderista y el gobierno constitucional de Francisco I. Madero, sin dudas se engloban en lo que llamaríamos fotorreportero; aunado al trabajo directamente aportado por H. J. Gutiérrez en sociales, son los méritos que le permiten ingresar y tomar las riendas de la Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa, o hay otra razón?

 La serie fotográfica de la Tragedia de Tacubaya técnicamente es diferente al trabajo de Aurelio Escobar y del publicado junto a sus hermanos. Es esto una excepción hecha por ellos mismos, o es la punta de un filón que aun no hemos descubierto, la actuación del resto de los fotógrafos de la H. J. Gutiérrez como fotorreporteros…¿se trata de un trabajo de Enrique Escobar Castellanos?

Fotografia 5x7, Nº 14-Catastrofe de Tacubaya. H. J. Gutierrez.

¿En la nota del Boletín del departamento del Trabajo, encontramos algo curioso digno de investigarse: la primera mesa directiva de la Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa, la conforma Agustín V. Casasola como presidente y Antonio Garduño como Tesorero; la segunda mesa tiene como presidente a Ezequiel Álvarez Tostado y de tesorero a Miguel Uribe: entonces porqué se menciona que H. J. Gutiérrez era con anterioridad el tesorero siendo el presidente de la tercera mesa directiva?

¿Otra pregunta sería porqué Heliodoro J. Gutiérrez nunca aparece en las fotografías de los miembros de la Sociedad Mutualista de Fotógrafos de la Prensa, a caso era él el fotógrafo?

El País, 20 de Agosto de 1913.

Hemeroteca Nacional Digital de México.

 El Dr. Carlos Martínez Assad coguionista e investigador histórico del largometraje documental La historia en la mirada (2010), dirigido por José Ramón Mikelajáuregui y producida por la Filmoteca de la UNAM, participó en el ciclo de actividades académicas "La imagen cruenta", que organizó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en conmemoración del centenario de la Decena Trágica; mismo evento donde se presentó el largometraje (Marzo 2013). Tras su exhibición hubo la oportunidad de platicar con los investigadores Ángel Miquel, Álvaro Vázquez y Carlos Martínez Assad.

Tarjeta postal, Nº6 - Catastrofe de Tacubaya. H. J. Gutierrez.

Matasellos del 18 de Septiembre de 1913.

  El largometraje se organizo a partir material fragmentado originalmente filmado por los hermanos Alva, una de las características de estas filmaciones es el parecido en los puntos de visión en diferentes acontecimientos entre los hermanos Alva y los hermanos Escobar. Resultado de su presencia simultanea durante la cual desarrollarían una amistad por el resto de sus vidas. Hecho que permite confrontar los materiales creados por unos y otros.

Tarjeta postal, Es Propiedad Garduño Foto. Mex.

Matasellos del 18 de Septiembre de 1913.

  En el caso de del largometraje La historia en la mirada, se seleccionó secuencias filmadas durante el rescate de víctimas a consecuencia de la explosión de la góndola de pólvora en Tacubaya; pero erróneamente se identificaron como resultado del terremoto del 7 de Junio de 1911. El Dr. Carlos Martínez Assad me cuestionó sobre que argumento me permitía identificarlas como de Tacubaya y no del terremoto, el parecido entre las tomas en principio solo confirman que se refieren al mismo evento, aunque los rótulos en las fotografías podrían ser inexactos. Son frecuentes los casos donde los rótulos no corresponde a las imágenes tanto de forma intencionada o por desconocimiento. En específico los rótulos empleados en las imágenes publicadas por la H. J. Gutiérrez Foto son fiables, como complemento tenemos imágenes acreditas a Hugo Brehme y a Antonio Garduño de los mismos hechos con indicativos similares.

Fotografía 5x7, acreditada a Hugo Brehme, en su reverso se escribió:
Explusion pulverfabrik.